« Señor mi hermano : acabo de ver al edecán comandante, quien me ha entregado vuestra carta, por la cual veo con mucha pena que mi padre y mi madre no han podido tener el gusto de veros, aunque lo deseaban eficazmente, porque toda su confianza tienen puesta en vos, de quien esperan que podréis contribuir á su tranquilidad.
El pobre príncipe de la Paz, cubierto de heridas y contusiones, está decaído en la prisión, y no cesa de invocar el terrible momento de su muerte. No hace recuerdo de otras personas que de su amigo el gran duque de Berg, y dice que este es el único en quien confía que le ha de conseguir su salud.
Mi padre, mi madre y yo hemos hablado con vuestro edecán comandante. El os dirá todo. Yo fío en vuestra amistad y que por ella nos salvareis á los tres y al pobre preso. No tengo tiempo de deciros más : confío en vos. Mi padre añadirá dos líneas á esta carta : yo soy de corazón vuestra afectísima hermana y amiga. = María Luisa. »
Posdata de Carlos IV.
« Señor y muy querido hermano : habiendo hablado á vuestro edecán comandante é informándole de todo lo que ha sucedido, yo os ruego el favor de hacer saber al emperador que le suplico disponga la libertad del pobre príncipe de la Paz, quien solo padece por haber sido amigo de la Francia, y asimismo que se nos deje ir al país que mas nos convenga, llevándonos en nuestra compañía al mismo príncipe. Por ahora vamos á Badajoz : confío recibir antes vuestra respuesta, caso de que absolutamente carezcáis de medios de vernos, pues mi confianza solo está en vos y en el emperador. Mientras tanto yo soy vuestro muy afecto hermano y amigo de todo corazón.=Cárlos. »