(Texto para el catálogo de la muestra Art et ordinateur, Burdeos, 1973)
El arte puede ser considerado como un medio de comunicación entre las personas en el que los valores semánticos no se expresan fácilmente en un código preestablecido.
El arte puede ser considerado como aquella cultura que permite una mayor permeabilidad entre los hombres, una mayor comprensión de los problemas entre ellos, una atenuación de las preocupaciones derivadas de la propia supervivencia. El arte puede ser considerado como un factor de liberación y de comprensión global de los problemas sociales e históricos en los que está inmerso el hombre.
El arte puede ser considerado como una zambullida liberadora en los estratos profundos del psiquismo humano, que permite romper las trabas y los lastres personales que se han mantenido en el transcurso de los siglos.
El arte puede ser considerado como vehículo de comprensión universal, bosque, mar de encuentros, vibración del flujo humano. El arte puede ser considerado...
La técnica -la materia, la energía, la información organizadas-, expresada en ruedas y engranajes, estructuras tubulares, cables, fórmulas, fuerza, se ha producido en el curso de la historia para salvarse el hombre de la maldición bíblica : « Ganarás el pan con el sudor de tu frente ».
La técnica permite la ubicuidad, la intemporalidad, la alta energía, la súbita delicadeza ; la técnica restituye dignidad al hombre liberándolo de la servidumbre que significa el trabajo físico, cuando él está dotado para realizar elevadas tareas espirituales e intelectuales.
La técnica permite la desaparición de la pobreza con su fabulosa capacidad de superproducción ; la desaparición de las enfermedades, la prolongación de la vida, la desaparición de las condiciones antihigiénicas del entorno y las ciudades.
La técnica permite la difusión de la cultura, la integración en el conocimiento, la participación en éste de toda la humanidad. La técnica permite...
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Pero el sentido de la técnica se ha invertido con el mayor cinismo y ambigüedad que jamás haya conocido la historia.
Por causa de la técnica se han originado tantos muertos en nuestro siglo, que el número de vidas salvadas a causa de ella resulta insignificante.
La técnica ha convertido la actividad productiva del hombre en pieza maestra de una supermáquina, sin que ello haya supuesto un avance proporcional en tiempo libre o en mejoramiento de las condiciones económicas.
La técnica produce un desequilibrio ecológico que pone en peligro la conservación de especies enteras, que puede ser desastroso para la producción de alimentos, que puede acarrear calamidades y epidemias.
La técnica produce condiciones de hábitat insoportables en las ciudades polucionadas, superpobladas, congestionadas, en las que la vida alcanza niveles mínimos de calidad.
Ha sido esta lógica la que ha hecho que dejemos de tener confianza en el desarrollo técnico.
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El arte actual es principalmente un arte de grupo, de elite, de clase. Es un instrumento más de la dominación de una clase por otra.
El arte facilita la alienación, la atomización y la desconexión de los problemas.
El arte, con su falsa sublimación, distrae y oculta los motivos de los enormes problemas que sufre la humanidad.
El arte, en el mejor de los casos, es simplemente un elemento decorativo de la burguesía o el sosiego de su conciencia.
Por eso, en el formalismo-informalismo del arte predomina la fría sintaxis frente a la cálida semántica que puede significar un compromiso.
Por eso, asistimos a la sustitución del arte popular por un arte de masas en el que se reemplaza la libre expresión de los hombres por la aceptación de modos impuestos.
Ante la tensión de la contradicción arte-antiarte, técnica-antitécnica, nos preguntamos si es posible la conjunción arte-técnica.
En estos últimos años, se ha dado en llamar arte cibernético a la mayor parte de las tentativas de conjugar el arte con la técnica.
La algoritmización de la creatividad puede ser percibida como la búsqueda de un imposible.
Pero ante la rareza de resultados de una cierta envergadura, según se ha podido constatar en las diferentes exposiciones realizadas en la última década, no podemos por menos de considerar que el problema no ha sido abordado en sus justos términos y que ha sido deformado por un arte muerto de museo donde el artista se empeña por asignar al ordenador propiedades mágicas y por promover su nombre en la bolsa del arte, más que la búsqueda de formas artísticas por los nuevos canales de intercomunicación que representa el ordenador.
¿Hará falta todavía mucho tiempo para que el arte cibernético deje de ser un juego frívolo, ultraformalista, tal y como vemos en la actualidad ?
No sé si hará falta mucho tiempo, pero serán necesarios importantes cambios estructurales para que el arte cibernético sea el vehículo con el que se alcancen las demandas de creatividad y de iniciativa de todos los hombres.