Uno de los problemas que se presentan en nuestra civilización, revestido de un carácter casi apocalíptico, es el problema del ocio. Como si el ocio no hubiera sido siempre una de las grandes aspiraciones de la humanidad.
Si consideramos el ocio como ausencia de trabajo, vemos que la nueva tecnología no se encamina só1o al aumento de la producción de bienes de consumo, sino también y en forma fundamental, a la realización de esa producción con la mínima participación humana. A este fenómeno generalmente se le denomina con la palabra automación.
¿Cuál ha sido el camino histórico que nos ha conducido a esta situación ? Para responder a esta pregunta veamos cuáles son los factores esenciales de todo proceso productivo y cuál ha sido su evolución.
Es evidente que todo proceso productivo implica las siguientes tres componentes principales
a) materia prima
b) energía para transformar dicha materia
c) información de cómo realizar dicha transformación
En los tiempos primitivos el hombre incorporaba la energía requerida en los procesos productivos mediante su propio esfuerzo corporal. De igual forma la información necesaria para transformar la materia con dicha energía provenía de su propio cerebro. De esta manera la vinculación del hombre en el proceso productivo era total y a esa vinculación es a la que se ha denominado trabajo. Las relaciones de trabajo y la manera de distribución de los bienes han incidido de forma dominante en la creación de las estructuras sociales de cada época.
La primera liberación parcial de la servidumbre del trabajo se consigue cuando se logra que no sea el hombre el que aporte la energía necesaria para la producción.
Aunque parte del esfuerzo físico del hombre fue disminuyendo mediante la utilización de herramientas y de algunas fuentes de energía reducidas, como son la vela de las embarcaciones y los molinos y la utilización de animales, el primer salto cualitativo que permite eliminar la incorporación del esfuerzo físico del hombre en el trabajo fue dado con la aparición de la máquina de vapor, mediante la cual utilizando la energía térmica se lograban fuentes energéticas en cantidades hasta entonces inimaginables. La máquina de vapor (y sus derivadas) representó la modificación de toda la organización productiva, así como también la profunda modificación de los medios de transporte (locomotoras, navegación a vapor, ...). Este situación, conocida como Primera Revolución Industrial, liberó al hombre de su esfuerzo físico, pero no impidió que siguiera ligado al trabajo mediante la aportación de su atención e inteligencia, en el control del sin número de máquinas que se desarrollan durante esta etapa. Pese a ello, el espectro del ocio, o mejor diríamos, del desempleo, aparece amenazador hasta el punto de llegarse, en numerosos casos, a la destrucción de las propias máquinas.
El hecho de que la energía incida en la producción con independencia del hombre, hace que se descubran y multipliquen grandes yacimientos energéticos ; pasando de las minan de carbón al petróleo y posteriormente a las centrales nucleares. Además, las redes de distribución de la energía han permitido que esta fluya con gran flexibilidad y que potencialmente sea posible disponer de una fuente energética en cualquier punto del espacio.
En época más reciente y fundamentalmente con la aparición de los ordenadores, el tercer factor componente de los procesos productivos está en vías de independizarse también de la presencia humana. La información puede almacenarse, elaborarse y distribuirse mediante dispositivos mecánicos y electrónicos con independencia del hombre. Esta forma la información necesaria para la producción, que se incorporaba mediante el conocimiento de oficios, quedó también relegada a las máquinas.
Estamos precisamente en el momento histórico al que se le ha asignado el nombre de Segunda Revolución Industrial o Revolución Informática y que, si su tecnología crece en las proporciones previsibles, liberará al hombre totalmente de su servidumbre laboral. Quedará redimido de la maldición divina "te ganarás el pan con el sudor de tu frente".
Síntomas de esta nueva situación los vemos cada día cuando observamos que grandes refinerías de petróleo funcionan con escasísimo número de obreros ; cuando plantas enteras dedicadas a la fabricación de automóviles, con producciones que pasan de la unidad por minuto, son controladas sólo por unos centenares de hombres ; cuando instalaciones dedicadas a la elaboración de productos químicos funcionan casi sin la presencia humana ; cuando sabemos que gran parte de los procesos administrativos pueden ser realizados, y de hecho lo están siendo, por los ordenadores electrónicos.
En esta situación cabe preguntar : ¿hasta dónde podrá llevarse la automatización de los procesos y por tanto la total independencia de la producción del esfuerzo humano, no solamente físico, sino también en lo que respecta a su atención y control ?.
La velocidad con que se implante la automación no depende sólo de las grandes inversiones económicas que requiere y del gran soporte de estudios necesarios para la misma, sino fundamentalmente de la situación critica a que todas las relaciones sociales se verán sometidas.
Pero con independencia del plazo que tarde en implantarse la automación, el problema está planteado y habrá que encararlo. Dos grandes aspectos presenta dicha situación. Por una parte el desempleo, por otra el ocio.
El espectro del desempleo por sustitución del trabajo del hombre por el de la máquina, es una consecuencia de la vieja estructura social derivada de la antigua forma de producción. Aquella estructura vinculaba a los hombres por el trabajo, todos participaban en la producción, en mayor o menor cantidad y con. mayor o menor calidad. Los bienes producidos eran distribuidos proporcionalmente a la cantidad y calidad con que cada individuo participaba en la producción, lo cual era medido por el salario.
No entraremos a calificar si lea criterios utilizados para medir la calidad eran justos o injustos, o sí estaban abandonados simplemente a la ley de la oferta y la demanda como un producto material más. La futura situación de automación va a producir grandes alteraciones en las estructuras sociales, principalmente porque al no ser el trabajo-salario un elemento vinculante habrá que encontrar otro u otros que lo sustituyan. En cualquier caso, creemos que si la producción está asegurada y caminamos hacia una sociedad de abundancia, los problemas de distribución serán menores, más todavía si invertimos la situación de consumir lo producido, por la de producir lo necesario o deseado ; cambio que también la nueva tecnología puede facilitar.
Si el desempleo se puede mirar con optimismo, ya que no significará miseria sino tiempo libre, queda por ver si la utilización de este tiempo libre se hará para bien o para mal, significará un regreso en la Humanidad o por el contrario el acceso a una situación de mayor dignidad en la que pueda ser utilizada toda la potencialidad afectiva, creativa y científica del hombre.
El ocio no es problema, tal vez la transición hacia el ocio lo sea. Pero como esa transición ha de ser paulatina, el posible riesgo de encontrarnos de repente con una nueva situación es pequeño. Para prepararnos al nuevo tipo de vida, en el que disfrutemos de mayor libertad de tiempo y de acción, contamos también con el auxilio de los grandes medios de comunicación que facilitarán el contacto entre las personas y un mejor conocimiento y mayor comprensión, con lo que se reducirán muchas tensiones y hasta el fenómeno de la guerra podrá ser reducido.
Aquí hemos de hacer una reflexión. Los sistemas de información utilizados presentan diferentes tipos de estructura, y esta estructura es a veces más importante que la información que por ellas circula. Uno de los tipos, que podemos llamar asimétrico, consiste en un solo emisor de información y numerosos receptores. Es el caso, por ejemplo, de la radio o la televisión, así como también el de la clase magistral, la conferencia, o el discurso. Estos sistemas asimétricos tienen el doble inconveniente de la pasividad que implican, al ser numerosos los receptores, y de la posibilidad de falseamiento y manipulación, al haber un único emisor, por la persona o el grupo que controla la emisión, implicando todo ello un decaimiento de la iniciativa, y un aumento del peligro de indoctrinamiento o amaestramiento que puede llevarnos hasta situaciones extremas, como la de Un Mundo Feliz de Huxley.
Los sistemas de información de tipo simétricos vienen caracterizados por el hecho de que todo receptor es también un emisor, y de que cualquier individuo pueda dar o extraer información del sistema. Esta sería la situación coloquial en contraposición con la disertación magistral. El único sistema simétrico actual con una implementación física, es la red telefónica, aunque presenta la particularidad de que la comunicación sólo se da entre pares de personas y la información que circula no se conserva ni se elabora. La presencia de los ordenadores modernos puede cambiar esta situación. Gracias a ellos es posible construir sistemas simétricos que, además, puedan almacenar y elaborar información, con la característica de que una multitud puede recibir la información introducida en el sistema por un individuo, pero no por imposición de éste, sino por deseo de aquélla.
Estos sistemas, verdaderos centros culturales, pueden jugar un gran papel en la utilización del ocio. Mediante ellos, el aumento de la creatividad artística y científica puede ser considerable, ya que gran número de personas podrán tener acceso con facilidad a toda la cultura anterior y aún a las aportaciones que en cada momento se haga.
Además hemos de recordar que ocio no significa inactividad, y tampoco sólo mero entretenimiento. El ocio se puede aplicar en tareas acuciantes como pueden ser las científicas para la resolución de problemas que tenga planteados el hombre, tales como alargar la vida, disminuir las enfermedades, aumentar el conocimiento de nuestra psicología, la expansión cósmica de la Humanidad, etc. ...
Terminemos como empezamos, diciendo que el ocio no es problema, que el temor consiste en saber si ese ocio va a ser o no manipulado por grupos reducidos, pero en cualquier caso, la técnica o la ciencia, si no está mal orientada, es uno de los grandes soportes para que el hombre pueda desarrollarse en plenitud. Estamos convencidos de que vivimos en un nuevo renacimiento que, de forma análoga al que tuvo lugar en el siglo XVI, será soportado por una nueva tecnología. Entonces fue la náutica, la mecánica, la imprenta, ahora será la astronáutica, la electrónica y la informática.