En el párrafo anterior hacíamos una neta diferenciación entre productos inmateriales y productos informacionales. Como estos últimos, aunque son productos materiales, están en estrecha relación con la imagen de los productos inmateriales que contienen, les dedicaremos alguna atención en el próximo párrafo. Ahora trataremos exclusivamente con los bienes intelectuales o inmateriales.
Al hablar de la producción de bienes inmateriales debemos considerar al menos tres grandes categorías. Por una parte esta la categoría en la que se contienen aquellos productos intelectuales que nos aportan conocimiento sobre los sujetos y sobre las sociedades (psicología, sociología, ideología, historia,...). A la segunda categoría pertenecería los bienes inmateriales que de manera genérica podríamos denominar artísticos, es decir aquellos productos de la mente destinados a comunicar y a compartir los sentimientos, la belleza, la ternura, ... que ayudan a la formación del yo colectivo de una cultura (pero que en la actualidad, en manos de los masimedia sirven, por el contrario, para sesgar los valores y ponerlos al servicio del “mercado”). La tercera categoría es la que aportaría conocimiento sobre la Naturaleza y sobre la manera de producir y gestionar la difusión de los bienes materiales.
Obviamente las tres categorías están interrelacionadas, y en su conjunto se orientan a atender la demanda, real o forzada, de conocimiento, para saber como es el Sujeto, la Sociedad y la Naturaleza en la que vive. Este conocimiento puede servir para organizar mejor el esfuerzo humano destinado a la supervivencia o para el propio disfrute con la contemplación, juego o realización artística, pero hay que tener cuidado, pues también puede ser utilizado (si está en manos de unos pocos) para ejercer la manipulación social.
Las actividades desarrolladas en las tres categorías tienen de común la búsqueda y obtención de nuevas ideas, nuevas imágenes, nuevos procedimientos o formulas que una vez obtenidas son codificados en mensajes comprensibles e interpretables por los demás. Mensajes que, como ya vimos, pueden circular sin restricción entre los sujetos, colaborando así a un mejor conocimiento universal del mundo y de las condiciones sociales y a una mejor comprensión mutua que ayude a incrementar la confianza y solidaridad entre las personas o, por el contrario, si no se está atento para evitarlo delegando el conocimiento en lanos de unos pocos ("doctores tiene la Sociedad"), puede servir para aumentar el grado de alienación de las personas, de los sujetos y de las masas.
Aunque la actual tendencia neoliberal está intentando penetrar en todas las categorías para convertir los productos intelectuales en mercancías, no creemos que sea factible alcanzar ese intento, ya que es difícil impedir, utilizando solo medidas legales y coercitivas, la difusión masiva de los productos inmateriales grabados en forma digital. A esto ayudan las facilidades tecnológicas para la reproducción (recuérdese el papel jugado por la fotocopiadora, o por las grabadoras de cinta o de disco magnético, etc.), así como la difusión en línea utilizando la red. Pese a ello, el intento de imposición es muy fuerte y está en plena expansión.
No trataremos aquí de las importantes categorías dedicadas al “Arte”, la “Filosofía” o la “Historia”, y nos concentraremos en el estudio de los bienes inmateriales relacionados con la producción de bienes materiales, es decir, los que resultan de la investigación científica y tecnológica, y los relativos a la gestión de la producción y a la distribución de los productos.
Las principales dificultades que se presentan en la producción de los bienes materiales no provienen ya de la escasez de las materias primas ni de la energía necesarias en su realización, sino precisamente de la falta de información. No solo del conocimiento necesario para definir nuevos productos o para perfeccionar los procesos productivos, sino también del que se requiere para saber más sobre cuales son las necesidades y deseos de la gente . Cuestiones que podemos reducir a las dos preguntas generales siguientes : ¿Que producir, para quien, en que cantidad y a que precio ?, y ¿Cómo producirlo y distribuirlo ?
Las respuestas a la primera pregunta se han buscado, por una parte, en el mercado y, por otra, en la planificación, y en ambos casos han sido solo parcialmente satisfactorias. En el primer caso debido a que los mercados nunca son perfectos, se ejerce sobre ellos presiones que dificultan su libre ejercicio y su conocimiento correcto y, además, por que los precios, principal herramienta para coordinar la oferta y la demanda, no contienen suficiente información para regular eficazmente la producción y, sobre todo, por que no todo el mundo posee mercancías para ofrecer en el mercado. Y en el segundo caso, la planificación, por que se ha apoyado generalmente en modelos centralizados de información y de toma de decisiones, difíciles de construir por la imposibilidad de formular teorías mecanicistas y totalizadoras que sirvan para dirigir la sociedad, olvidándose de que los sistemas complejos son mas similares a los biológicos y se autorregulan de forma distribuida y adaptativa utilizando el feed-back o la retroalimentación cibernética. La economía política ha pretendido estudiar y dar soluciones a estos problemas, aunque siempre se ha encontrado con dificultades técnicas y con la subjetividad e intereses del poder que ha impedido obtener soluciones aceptables por todos.
A la pregunta de cómo producir los bienes materiales demandados por la sociedad, tanto en lo relativo al diseño de nuevos productos como a la elaboración de nuevos procedimientos de organización de la producción, las respuestas se apoyan en la utilización de la investigación científica, tecnológica y de management, cuyos resultados son típicos productos inmateriales característicos de la Sociedad del Conocimiento. Las especiales tecnologías de la información actuales facilitan la elaboración de estos productos y, sobre todo, permiten su gran difusión (utilizando productos informacionales). Esto está teniendo grandes repercusiones en la nueva organización del trabajo. Toda esta actividad se engloba precisamente en lo que se denomina riqueza intelectual y su resultado son una parte de los bienes inmateriales.
También cabe plantearse las siguientes preguntas : ¿Quién decide qué producto inmaterial debe producirse ? Se constata que el desarrollo de la ciencia y de la tecnología, cuando sigue los objetivos marcados por el liberalismo, no se orienta directamente hacia descubrimientos beneficiosos para toda la humanidad sino únicamente los que permiten maximizar el lucro y el poder, es decir, que solo conducen a dar la satisfacción a grupos cada vez mas restringidos con suficiente capacidad adquisitiva. Por ejemplo, muchas enfermedades que podrían estar erradicadas no lo están, mucho sufrimiento que podría evitarse con tratamiento adecuado no se evita, al tiempo que se gasta gran esfuerzo y recursos en tratamientos cosméticos o similares, debido todo ello a la orientación que el neoliberalismo puede dar a los objetivos de la investigación científica.
El objetivo es incrementar la producción del conocimiento, para ello se deben incrementar las iniciativas de producción de conocimiento, lo que a su vez implica que se deben eliminar todas las barreras que impidan la difusión del conocimiento y fomentar el número de personas dedicadas a esta actividad.
¿Quién decide qué conocimiento debe producirse ? Esa debe ser la libre actividad que de forma colegiada y en red se decida.
¿Quién pagará esa actividad ? La adopción de la renta básica o forma similar de renta no proveniente del trabajo material, seria un primer paso de esa financiación. La educación y la formación serian fases de la producción del conocimiento, que se integraría como actividad principal en todos los individuos de la sociedad.
Con relación a los bienes inmateriales se deberá tratar no solo con aquellos que se refieran directamente a la invención y diseño de los nuevos productos, sino también con la investigación básica y la creatividad, con las nuevas formas de definir la organización, la gestión y la distribución de la producción ; sin olvidar un factor esencial como es la adquisición de conocimientos y la formación y capacitación para realizar estas tareas propias de la producción inmaterial. Es decir deberemos tener en cuenta tres aspectos fundamentales como son :
la organización de la producción intelectual relacionada con la innovación, el diseño y la fabricación de los bienes materiales ;
la organización de la gestión, de la producción y distribución de estos productos en la Sociedad de la Conocimiento, y
la difusión de los bienes culturales mediante la formación, la educación, y el aprendizaje.