Alma de la Academia de Matemáticas de Barcelona fu su inteligentísimo y dinámico director Lucuce. Destacábase este en la ciencia matemática y, por lo mismo, sentía el dolor de conocer aquel poco aprecio que se concedía en España a estos estudios y carencia de libros acomodados a dar a conocer estas materias y sus consiguientes aplicaciones militares.
Llevado del afán de llenar esta laguna escribió un Curso Matemático para Instrucción Militar, desarrollado en siete volúmenes. En el trató con notable extensión y acierto toda la parte de la Matemática necesaria para la Academia, completándola con estudios de Fortificación, Artillería, Cosmografía, Mecánica y Óptica, Geografía y Náutica. Al mismo tiempo que publicaba esos textos escribía sobre el cálculo de las cantidades reales e imaginarias para ayuda de los aficionados. Entre los papeles inéditos que dejo al morir se encontraron "borradores de diferentes cálculos matemáticos", "tres cuadernos sobre Análisis para destruir reglas de calculo integral", "seis sobre puntos de cálculos diferenciales e integrales".
En el Archivo de Simancas, y en diferentes legajos numerados, se conservan tres libros manuscritos, tamaño folio, de tablas de logaritmos y doscientos ocho cuadernillos sueltos, también de logaritmos, todos calculados y escritos de su propia mano. Y esto aparte de otra serie muy profusa de trabajos personales suyos sobre otras Ciencias y publicaciones militares.
Fue además un gran ingeniero cuyas propuestas, informes y trabajos de fortificación le acreditaron de magnifico maestro. Poco antes de morir, a los ochenta y siete años, fue ascendido a Teniente General. La pérdida de tan insigne sabio fue no solo sentida con hondo por todo su Cuerpo, sino por el Ejército entero del que fue honra y prez. Mereció por ello puesto culminante entre los grandes hombres que tuvo España en XVIII. Medrano, director de la Real Academia de Bruselas, y Lucuce de la de Barcelona, son dos verdaderas glorias, por su actividad y por su talento, para la milicia de aquellos siglos. AMADO, 17
Mariscal de campo de los reales ejércitos, y director de la real Academia militar establecida en Barcelona. Juntamente con D. Pedro Martín Cermeño dio, siendo brigadier, con fecha en Barcelona a 4 de marzo de 1765 el siguiente dictamen :
Discurso sobre conservar o abandonar los tres presidios menores de Melilla, Peñón y Alhucemas. Estos presidios se han juzgado siempre no solo útiles sino indispensables a la seguridad y tranquilidad de España, pero por aquel tiempo (1765) se hizo problemático si convenía conservarlos o abandonarlos : en tal estado les mandaron dar su dictamen como prácticos por haber estado en aquellos destinos....
Principios de Fortificación..., Barcelona, 1772, en 4º. NAVARRET1, II,576
Vease también : CiME