Tras la evidente victoria de la máquina para la realización eficaz y rápida de todas las tareas que ya habían sido anteriormente sistematizadas y codificables con precisión, se presenta ahora con pujanza la cuestión de qué papel desempeñará la máquina en la tarea mucho más delicada consistente en la confección de algoritmos, en la búsqueda de reglas para definir procesos, en una palabra, en la actividad que comúnmente se denomina como creatividad.
Este problema ha preocupado al hombre a lo largo de la historia y particularmente durante el pasado siglo incidió esta preocupación en la construcción de la lógica formal. El éxito de Boole con su descubrimiento que denomina con evidente ambición leyes del pensamiento, pronto quedó oscurecido al verificarse que las leyes encontradas eran mucho más particulares y menos potentes de lo pretendido, lo que hizo se insistiese en la búsqueda de leyes generales por el camino formal de la nueva lógica. Frege, Russell, Whitehead, Hilbert... mucho construyeron, pero no sólo los limitadores teoremas de Gödel y Church pusieron fronteras a estos intentos, sino también la falta de criterios para diferenciar entre la maraña de posibles teoremas formalmente ciertos, aquellos de relativa importancia en relación con los problemas que en cada época tiene planteada la humanidad. Esta unidad ciencia historia es un motor esencial para la creación científica que escapa a la formalización.
La situación en la creación artística es diferente, pero no porque su naturaleza responda a reglas de índole distinta que la científica, sino porque hasta el presente la intervención de procedimientos sistemáticos para la construcción de obras plásticas ha sido prácticamente nula. Con ello no negamos que el artista plástico utilice ciertas reglas de composición y cromáticas cuando realiza su obra, sino sólo que la formulación de las mismas y su utilización son muy ligeras y siempre cargadas por los vagos conceptos de imaginación, intuición y emoción.
Pero la aparición de los ordenadores ha significado una notable perturbación en lo referente a creatividad y sobre todo a creatividad artística. La posibilidad de construir gráficos por el ordenador, la aparición de dispositivos especiales de salida, como son el plotter y el display, en una palabra, la generación por medios automáticos de obras gráficas ha significado un impacto entre los artistas, quienes se han formulado la siguiente pregunta : ¿Podrá generarse entre estas obras alguna que puede atribuírsele la denominación de artística ?
Esta pregunta que la técnica ha enclavado en contexto de cotidianidad, ha significado un acicate para replantearse una vez más con ojos de ingenuidad qué es el arte. Esta nueva arremetida intenta que las nuevas definiciones tengan más de científico y significarán, si se llega con éxito a resultados positivos, que todo el arte anterior estaba regulado por leyes desconocidas, lo que motivaba que las explicaciones del fenómeno artístico fueran vagas e inexactas como acontecía antes de Galileo con la física.
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En la exposición que presentamos en el Centro de Cálculo de la Universidad de Madrid, pretendemos dar cuenta de la marcha de los trabajos realizados en el Seminario de Generación Automática de Formas Plásticas, en el que han colaborado artistas y científicos, así como exponer también una muestra de las realizaciones llevadas a cabo por otros países en el terreno de la composición artística con auxilio del ordenador.
Las tareas desarrolladas en nuestro Seminario en su segundo curso de actividad, han permitido pasar de la fase de "formas computables" que caracterizaba nuestra primera exposición. a "formas computadas", como ocurre ahora en la mayoría de los casos, que están obtenidas directamente del ordenador. La realización posterior por el artista con materiales más duraderos, indica que todavía no se ha sobrepasado la fase de considerar la pintura en su forma clásica, olvidando que el actual es más un arte idea que un arte objeto.
Queremos agradecer la participación de los expositores invitados y a la Computer Art Society que ha difundido la petición de colaboración a través de su boletín PAGE. Agradecemos también a la casa Benson el plotter cedido y al Centro de Pruebas de IBM, S.A.E. el display que nos ha permitido utilizar para realizar algunos de los programas.
E. García Camarero