Publicado en la revista Triunfo, 15 diciembre 1972
Aunque creo que la obra de Yturralde debe verse fundamentalmente desde el punto de vista expresivo, nosotros no podemos hacer otra cosa que enclavarla en el marco del arte cibernético, ya que ha sido él uno de los artistas que han sacado buen partido de la actual herramienta para tratar cualquier tipo de información como es la computadora. Nos excusamos de entrada, porque apreciamos que el principal valor de la obra de Yturralde es lo que expresa, sencillamente la soledad, el vacío, y el silencio (incomunicación) de unas formas rígidas y absurdas, cabal expresión del autismo irracional en el que viven los individuos de nuestra época ; cuando en uno de sus cuadros aparecen varias figuras éstas se ajustan y enmaclan con organizaciones incomprensibles pero nunca se tocan, la calidez que puede significar un contacto está prohibida, es otra vez una alusión (inconsciente tal vez) a los mini grupos humanos de la sociedad actual. La lástima es que estos "mensajes" pueden quedar absorbidos por la frivolidad de la dinámica social artística contemporánea que no se libra, tampoco ella, de las situaciones narradas por Yturralde, aunque paradójicamente estas queden también absorbidas por dicha dinámica.
Todo esto no está, como es claro, desconectado con el mundo tecnológico en que nos ha tocado vivir, y curiosamente Yturralde utiliza la tecnología que ha engendrado los tipos de situaciones de incomunicación de vacío que él mismo detecta en su obra.
A veces se piensa que estamos en un segundo Renacimiento cultural y que se apunta un nuevo humanismo ; todo ello es porque algunos rasgos de la época actual pueden compararse con los que caracterizaban el primer Renacimiento, como son la mecánica, la náutica y la imprenta entonces y la electrónica, la astronáutica y la informática ahora. Pero nosotros queremos creer, aunque sabemos que es una expresión de deseo, que actualmente está terminando la era que comenzó en el siglo XVI, para dar paso a otra en la que se sustituirán las autoridades descubiertas en el Renacimiento, por la crítica y la iniciativa, y donde el hombre se desatará de la servidumbre a la máquina que en aquella época se inicia.
El nuevo humanismo que se apunta y con el que la actual situación está en trance de convertirse en antigua y desaparecer permitirá una forma de creación y de relación ; y el arte no puede estar desconectado de esta nueva situación. La ciencia y la tecnología juegan un papel primordial en todo ello, sin que signifiquen la negación del hombre, como habitualmente se propala. Los grandes yacimientos energéticos, las grandes facilidades de desplazamiento sobre nuestro planeta que lo están haciendo pequeño, y sobre todo la gran explosión de la información y la comunicación, son características de nuestra sociedad que contrastan con el mal uso que de todo ello se hace.
Pero ocurre que las características de la actual sociedad, llena de posibilidades, conviven con estructuras sociopolíticas y económicas arcaicas que llegan a invertir el poder liberador de la nueva ciencia y tecnología para convertirlas en elementos de la más honda opresión, impidiendo el uso de toda su potencialidad y atrapando al hombre dentro de una gran maquinaria en la que se ve reducida su plena libertad. Las figuras de Yturralde "dicen" mucho en este sentido.
Esta situación queda patente en uno de los instrumentos característicos de nuestra época : los ordenadores. Los ordenadores han sobrepasado con creces los primitivos objetivos, consistentes en realizar con precisión y rapidez determinados cálculos matemáticos, para saltar a la aventura mucho más ambiciosa y audaz de elaborar todo tipo de información y por tanto en convertirse en el instrumento esencial de construcción de la, o de las nuevas culturas. En efecto, de forma análoga a la incidencia cultural que tuvo la imprenta en el primer Renacimiento, actualmente los ordenadores o sistemas de ordenadores pueden soportar o almacenar el corpus cultural actual, pero además permitir una elaboración del mismo por cualquier individuo, así como acceder a cualquier tipo de información por cualquier miembro de la sociedad.
Esta posibilidad permitirá, una vez superada la presente fase de utilización de los ordenadores como elemento opresivo (en el sentido de su empleo por grupos rededucidos para el control de los demás), que la actividad artística pierda su carácter esotérico que confiere al artista y a su obra una especie de fetichismo en el que el objeto es motivo de cierto tipo de adoración, como puede verse en los museos y en las galerías contemporáneas. Al perder el carácter esotérico ganará una mayor proximidad entre artista y espectador, aunque preferimos creer que las obras serán dinámicas y que la idea de artista y espectador desaparecerán para surgir el artista-espectador de forma que la obra será abierta y cada espectador podrá colaborar en su modificación y por tanto en la evolución permanente del corpus artístico, considerado éste como medio de comunicación interpersonal.
Creo que precisamente esto queda claro y materializado en el actual impasse del llamado "Computar art", que impide un mayor crecimiento y evolución del mismo porque se había fijado como objetivo la elaboración de obras del viejo estilo, olvidando precisamente el carácter dinámico y de participación de los ordenadores.
Es ya bien conocido en nuestro medio a través de las exposiciones sobre "Computar art" realizadas en el Centro de Cálculo de la Universidad de Madrid y en otras instituciones, los intentos nacionales e internacionales en este sentido, en los que han sido expuestos trabajos de Mees, Nake, Trenka, Milojevic, Csuri, Noil, Mezei, etc., y a través de conferencias y seminarios también se han difundido algunos conceptos de la llamada ; estética cibernética, cuyos principales teóricos han sido Birkhof, Bense, Franke, Moles, Nake, etc. La importancia internacional de este movimiento artístico tuvo su culminación en los años 60, se realizaron múltiples exposiciones en Europa y América, y en particular la de Londres, denominada Computer Serendipity, puede tomarse como símbolo de esta tendencia, que también quedó reflejada en la internacional Computen Art Society. También en España a finales de esa década hubo actividad en este campo plástico iniciada por Arrechea-Sempere y seguida por Barbadillo, Alexanco, Gómez Perales, Tomas García, Gerardo Delgado, etc. Pero todo este movimiento nacional e internacional de gran expectativa hacia las posibilidades plásticas del ordenador se halla ahora detenido ; no queriendo esto decir que ahora no haya seguidores, que los hay, sino que su labor esta siendo o la de epígono, o la de sustentador de técnicas que en el futuro puedan asistir al artista.
Esta situación, como decíamos mas arriba, ha pretendido servirse del ordenador para realizar obras de viejo cuño, ya que, según Nake, "las aplicaciones estéticas del "computer graphics" no deberían ser vistas como otro rebaño de personas tratando de producir algunos cuadros más (¡como si no hubiera bastantes¡), sino como un paso adelante en el arte : no revivir, desarrollar o extender el arte sino radicalmente transformar el arte en una disciplina completamente nueva ¡éste es nuestro cometido¡ Sí todos nosotros no hacemos otra cosa que poner pinturas sobre las paredes para que las galerías las vendan o para enterrarlas en los museos, seria mejor que abandonáramos este tipo de trabajo. Nosotros podríamos, y yo creo deberíamos, mirar nuestro esfuerzo como una parte del movimiento para liberar al hombre de sus innecesarias cadenas".
Por otro lado, también impide su desarrollo conservar la idea de arte-espectáculo, con el distanciamiento e incomunicación que ello significa, cuando el soporte técnico facilita la idea de arte-participación. Sólo se superará la impasse actual si en el futuro se incluyen esos dos factores.
Dentro de este panorama del actual Renacimiento, Yturralde ha sabido utilizar uno de los aspectos que hasta ahora han brindado los ordenadores : la gran capacidad operativa. Para Yturralde el ordenador ha sido un instrumento mediante el que ha podido explorar todas las posibilidades de una serie de figuras geométricas básicas y apoyándose en ellas construir todas las alternativas que aparecen en su obra. Su investigación le ha llevado a realizaciones de considerable valor, pues en ella ha dejado traslucir el mundo tecnológico que la soporta. También es importante su vuelta a la geometría, como la de los renacentistas, pero a una geometría que no busca la perspectiva sino que la destruye, que se sale del espacio euclídeo tridimensional para sumergirse en ese hiperespacio oscuro y misterioso, en el que sitúa sus objetos. Lo malo, y lo sentimos, es que no ha podido liberar su arte de ser también un arte-objeto y que esta situación podría también expresarse mediante uno de sus cuadros.
E. García Camarero